Microbiota y Salud

Con el término de microbiota nos referimos al conjunto de microorganismos que habitan una zona determinada de nuestro cuerpo. Existen diferentes tipos de microbiotas según su localización, por ejemplo, la microbiota oral, vaginal, de la piel, intestino.  Cada una de ellas tiene unas características y cumple con unas funciones determinadas.

¿Y por qué se escucha cada vez más sobre estos temas? Esto se debe ya que, a partir del año 2006, gracias a los avances de la ciencia y la técnica de secuenciación de alto rendimiento, los científicos inician un ambicioso proyecto de descodificar el genoma bacteriano de nuestras microbiotas. Este avance ha supuesto una verdadera revolución en el conocimiento de la composición de la microbiota y por supuesto, de su implicación en los estados de salud y enfermedad del ser humano.

La microbiota intestinal es un ecosistema complejo y dinámico compuesto por miles de millones de microorganismos. Estos microrganismos incluyen bacterias, virus, hongos, hasta parásitos. Estas comunidades viven en simbiosis con las células humanas, son imprescindibles para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, mantienen un importante diálogo con el sistema inmune y tienen funciones que mantienen estable nuestra salud.

Su composición presenta particularidades y características propias en cada individuo, pudiendo variar de una persona a otra en función de la base genética, la dieta y la interacción con el medio ambiente.

Las principales funciones de la microbiota intestinal son prevenir la colonización por otros microorganismos patógenos, ayudar a digerir los alimentos, producir vitaminas B y K que el organismo humano no es capaz de sintetizar y  estimular al sistema inmune.

Recientemente se ha descrito la existencia del eje cerebro-intestino, que conecta el sistema nervioso central con la microbiota intestinal a través del nervio vago, el sistema parasimpático, los metabolitos bacterianos, que pueden tener acciones como neurotransmisores (serotonina), y el sistema endocrino asociado al tracto digestivo. Así pues, además de las enfermedades que clásicamente se han relacionado con alteraciones en la microbiota, como la obesidad, la diabetes tipo 2, las enfermedades inflamatorias del intestino y las alergias, últimamente también se han relacionado otras enfermedades del sistema nervioso central, como el autismo, la ansiedad, la depresión y la dependencia alcohólica.

Actualmente se acepta que para alcanzar un estado de salud integral es necesario que nuestra microbiota, particularmente la asociada al tracto gastrointestinal, también esté sana. Los principales indicadores de salud de la microbiota son su riqueza (cantidad de microorganismos) y su biodiversidad (variedad de especies). 

La microbiota es esencial para los seres vivos, incluso desde antes del nacimiento. Diversos factores pueden intervenir en su adecuado desarrollo, sobre todo en los primeros meses de vida, hasta alcanzar el estado de microbiota madura al final del segundo año de vida.  La dieta, el estilo de vida, estrés crónico, el consumo de antibióticos, quimioterapia  o el proceso de envejecimiento van a determinar cambios en su composición y desequilibrios y, como consecuencia, la posibilidad de padecer enfermedades crónicas no transmisibles.

Enfermedades relacionadas con desequilibrio del microbioma intestinal:

  • Enfermedades digestivas: enfermedad inflamatoria intestinal, síndrome del intestino irritable, diarreas, estreñimiento,
  • Metabólicas: obesidad, diabetes tipo 2, resistencia a insulina
  • Neurodegenerativas: Parkinson, Alzheimer, esclerosis múltiple, demencia
  • Psicológicas: depresión, ansiedad
  • Otras: cardiovasculares, inmunitarias
  • Alergias e intolerancias alimentarias mediadas por igG

 Para evaluar el estado de nuestra microbiota se utilizan determinadas pruebas que nos aportan información no solo del número de los distintos microorganismo sino también de capacidad de funcionamiento, la permeabilidad de la mucosa intestinal, la presencia de microorganismos perjudiciales, inflamación a nivel de la mucosa intestinal. Con todos estos parámetros o con los que sean necesarios para cada paciente, se determinará el estado de su microbiota y el tratamiento que necesite para recuperar su equilibrio. Y no se trata solo de aportar productos, se trata de aprender a cambiar nuestro estilo de vida, mejorar nuestra alimentación, aprender a escuchar y cuidar nuestro cuerpo.

La modulación de la microbiota intestinal a través de la intervención dietética se ha convertido en uno de los principales puntos de partida para prevenir muchas enfermedades y para  pasar de estados de enfermedad a situaciones más saludables mejorando la  inflamación y el sistema inmunológico.

Una dieta variada y equilibrada,  rica en frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras y en alimentos prebióticos y probióticos, puede mejorar su diversidad y equilibrio y reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con el sistema digestivo y el sistema inmunológico. Los prebióticos son sustancias no digeribles que estimulan el crecimiento y la actividad de las bacterias beneficiosas en el intestino. Los probióticos son microorganismos vivos que se encuentran en algunos alimentos fermentados y pueden mejorar la cantidad  y calidad de la microbiota.

Recomendaciones para mejorar nuestra microbiota:

  1. Come sano: Tener una alimentación equilibrada: Consumir una dieta equilibrada, variada y rica en frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras, puede promover su diversidad y equilibrio.
  1. Alimenta a tus bacterias amigas: Consumir alimentos prebióticos:  Los prebióticos: Los prebióticos son sustancias no digeribles que estimulan el crecimiento y actividad de las bacterias beneficiosas en el intestino. Algunos ejemplos de alimentos ricos en prebióticos son la cebolla, espárragos, ajo, los plátanos la avena y la linaza también.
  2. Aumenta su cantidad: Consumir alimentos probióticos: Los probióticos son microorganismos vivos que se encuentran en algunos alimentos fermentados, como el yogur, el Kéfir, el chucrut y el kimchi. Los probióticos pueden mejorar su composición y reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con la inflamación y el sistema inmunológico.
  3. No comas comida basura: Evitar el proceso de azúcares y grasas saturadas: El exceso de azúcares y grasas saturadas puede afectar negativamente a la diversidad y el equilibrio de la microbiota intestinal, por lo que se recomienda limitar el consumo de estos alimentos.
  4. Mantener un estilo de vida saludable: Practicar ejercicio físico regularmente, reducir el estrés, dormir adecuadamente y no fumar pueden contribuir positivamente a nuestra salud y organismo
  5. Los Antibióticos no son la solución para todo: Evitar el uso innecesario de antibióticos: Los antibióticos pueden matar tanto a las bacterias beneficiosas como a las perjudiciales, lo que puede afectar la diversidad y el equilibrio de nuestro organismo. Por lo tanto, es importante evitar el uso innecesario de antibióticos y seguir las instrucciones de un profesional. De ahí también la importancia en no automedicarse.