Para optimizar en cuerpo humano conviene conocer sus propiedades. A nivel de estructura y función es muy importante el modelo de tensegridad. La tensegridad es el principio por el cual elementos estructurales que en principio están aislados entre sí, funcionan como un conjunto capaz de adaptarse a las presiones y al movimiento sin romperse, debido a que están unidos por otros componentes que mantienen la tensión y cohesión de la estructura.
El cuerpo humano es un modelo perfecto de tensegridad. En su biomecánica las partes fijas y que dan forma son los HUESOS y las partes que mantienen la tensión del conjunto a la vez que lo permiten adaptarse a estímulos y movimiento es lo que llamamos SISTEMA MIOFASCIAL.
Este sistema miofascial envuelve todo nuestro cuerpo como una telaraña. Es lo que llamaríamos el componente blando, frente al componente duro (huesos) en nuestro cuerpo. A pesar de su fragilidad aparente es capaz de soportar fuerzas increíbles sin sacrificar su flexibilidad y maleabilidad. El movimiento lo es todo y necesita de estos dos componentes hueso y miofascial para un resultado óptimo y duradero de la función.
Desde esta perspectiva de conocimiento es más fácil comprender cómo un cambio o lesión en una parte del cuerpo (esguince, cirugía, traumatismo, ortodoncia…) es capaz de generar adaptaciones y aparición de síntomas a distancia. La clínica puede ocurrir de forma inmediata si el estímulo es muy fuerte o estamos muy débiles y nos satura, aunque con frecuencia el sistema de adaptación del cuerpo compensa y va frenando los síntomas hasta que se precipitan sin remedio por fracaso y colapso de este sistema, todo tiene un límite. Nuestro cuerpo está interconectado y funciona como un todo, no debemos entenderlo como estructuras y dolores aislados o consecuencia de una única causa.
De ahí la importancia de ayudarlo a mejorar su capacidad de movimiento y darle estrategias para que no se cronifiquen los desequilibrios o aparezcan daños en otras estructuras.
Para mantener una óptima salud osteoarticular y una adecuada función de movilidad de nuestro cuerpo a medio y largo plazo podemos practicar unas estrategias terapéuticas para flexibilizar el sistema miofascial y conseguir mayor capacidad de adaptación general:
- A través de la fisioterapia con la técnica de terapia miofascial
- Practicando ejercicio físico
- Practicando estiramientos, yoga, chikung
- Cuidando la calidad de nuestra nutrición
- Con suplementación adecuada para el sistema locomotor si es necesaria
- Manteniendo un estado animo equilibrado practicando cosas que nos hagan sentir bien y expresando nuestros sentimientos lo que nos ayudara a no somatizar sobre nuestro cuerpo físico.
- Relajación y meditación nos ayuda a sentirnos relajados y a reaccionar menos ante la vida aligerando nuestro cuerpo físico.
Conservar la flexibilidad y capacidad de adaptación nos ayudara a vivir sin dolor más años y con más libertad de movimiento y mejor calidad de vida.