Coherencia cardíaca

Coherencia cardiaca es cuando nuestros corazones, mentes y cuerpos están alineados y esto nos hace sentir armonía y  plenitud. 

El corazón realiza un importantísimo papel en nuestras vidas, y mucho más allá de ser una simple bomba, el corazón es reconocido actualmente por numerosas investigaciones científicas como un órgano sensorial, sofisticado, capaz de recibir y procesar información, como si tuviese su propio cerebro.

Se sabe que antes de que se desarrolle el cerebro, el corazón del feto ya empieza a latir. El corazón envía más información al cerebro que al revés, estas interacciones entre el cerebro y el corazón se denomina Coherencia Cardiaca. 

Sabemos que el corazón es una importante vía de acceso al subconsciente, pero para llegar a él, hay que hacerlo en su propio lenguaje, en el lenguaje del subconsciente, y ese lenguaje son las emociones. Las emociones positivas crean armonía y coherencia entre  nuestro sistema nervioso y  ritmo cardiaco. Hacen que el resto de sistemas del cuerpo se sincronicen y veamos con claridad para tomar decisiones.  Cuando sentimos exceso de stress o  emociones demasiado intensas se crea  un desorden entre el ritmo cardíaco y en  sistema nervioso que conduce al bloqueo del neocórtex o cerebro racional. Y aquí toma el control el cerebro emocional o primitivo que está orientado a la supervivencia y  domina el control de nuestra mente con reacciones descontroladas, irritabilidad, ataques de pánico o depresiones.

Cuando realizamos los ejercicios de coherencia cardiaca, la intención es que los dos cerebros funcionen al unísono, complementándose, el emocional  indica la dirección hacia la que queremos ir y el racional nos informa de cómo avanzar por ese camino de manera adecuada. Tenemos por lo tanto una estupenda herramienta para:

  • Reducir el estress
  • Mejorar la  intuición y aprendizaje
  • Fortalecen el sistema Inmunitario
  • Antienvejecimiento 
  • Estimular la compasión, gratitud y reconocimiento.

Hay cuatro modos de crear coherencia cardiaca en unos minutos:

  1. Ejercicios de Atención a la respiración y al latido del corazón.
  2. Recordar o imaginar situaciones que nos llenen de gratitud durante unos minutos, la gratitud es muy poderosa. 
  3. Evocar el Sentir emociones positivas  como amor, empatía, compasión, alegría en silencio, recordando eventos previos con detalles como reviviéndolos. 
  4. Meditación profunda 

  La dinámica del ejercicio de coherencia cardiaca con la respiración: 

  1. Nos situamos en un entorno tranquilo, sentados, sin cruzar ni manos ni piernas y con los pies bien apoyados en el suelo.
  2. Nos centrarnos en la respiración, podemos poner una mano en el corazón o en cara lateral del cuello en carótidas para sentir el latido cardiaco. 
  3. Inspiramos por la nariz durante cinco segundos, espiramos por la nariz o la boca durante cinco segundos. Centramos nuestra atención a la entrada y salida de aire. 
  4. Repetimos al menos siete ciclos respiratorios el patrón 5/5 
  5. Notamos como nuestro corazón va acompasándose con la respiración 

Os comparto a continuación un Resumen de una interesante conferencia del Dr. Fernando Marquínez-Báscones Médico Especialista en Psiquiatría

CEREBRO Y COHERENCIA CARDIACA 

Dr. Fernando Marquínez-Báscones 

Médico Especialista en Psiquiatría. Bilbao. Euskadi. España UE.
(*) Conferencia pronunciada en la sede de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao el 26 de noviembre de 2005 

RESUMEN: 

Estrés es un término que describe el desgaste que experimentamos los seres humanos al responder a los acontecimientos y tensiones de la vida diaria. En la década pasada se ha visto que el corazón, con sus ritmos, juega un importante papel en el sistema emocional.
El control emocional, a través del corazón y del sistema nervioso vegetativo, reduce el estrés y mejora la salud, tanto física como mental. 

Palabras clave: Cerebro, estrés, bio feedback, coherencia cardiaca, salud mental. 

Vamos a considerar a continuación la coherencia cardiaca como una forma de terapia combinada basada en el Bio feedback.

En la década pasada, se ha descubierto que el corazón juega un papel importante en el sistema emocional. El corazón es un sistema de procesado de información, además de una bomba, de hecho, hay más nervios que salen del corazón al cerebro, que del cerebro al corazón (Mc Craty).  

Según Antonio Damasio, nuestras emociones no son más que la experiencia consciente de un largo conjunto de reacciones fisiológicas que regulan y ajustan continuamente la actividad de los sistemas biológicos del cuerpo, a los imperativos del entorno interno y externo.

El corazón comunica información al cerebro y al resto del cuerpo a través de 4 vías:

  1. Neurológica (sistema nervioso)
  2. Bioquímica (hormonas y neurotransmisores) 
  3. Biofísica (ondas de presión sanguínea)
  4. Energética (campos electromagnéticos)

Toda esta información se origina dentro del mismo corazón. El modelo o patrón rítmico del corazón, llamado en inglés Heart Rate Variability (HRV), traducido como Variabilidad de la Tasa Cardiaca, es muy sensible a nuestros cambiantes estados emocionales.

Los científicos y los profesionales de la salud usan los análisis de HRV como una medida importante de muchas cosas, incluyendo el nivel de estrés mental y emocional de una persona. Se ha visto  que HRV es un indicador sensible del grado de envejecimiento del sistema nervioso (Umetani et al 1998) e incluso un predictor de mortalidad por todo tipo de enfermedades (Isuji et al 1994).

Cuando sentimos emociones estresantes, tal como irritación, frustración, o cólera, el patrón de HRV tiene un ritmo desordenado y caótico, se llama patrón HRV incoherente. En la pantalla del ordenador se ve una línea  rugosa y dentada parecido a como nos encontramos nosotros en nuestro interior.

Por contra, cuando sentimos emociones positivas, tales como aprecio, cariño, o amor, el patrón del ritmo cardiaco se hace más ordenado, y se llama patrón coherente. Las emociones positivas crean un modelo suave, liso, en forma de ola, en la pantalla del ordenador, y nosotros nos sentimos más coherentes por dentro. El cerebro funciona con más eficacia, y podemos pensar con más claridad (Tiller, Mc Craty, y Atkinson 1996).

Un patrón de ritmo cardiaco coherente también indica un estado de equilibrio y sincronización entre las dos ramas del sistema nervioso autónomo, que como sabemos, controla los procesos involuntarios tales como el pulso cardiaco, la digestión y el control hormonal.   

Las emociones positivas y los ritmos cardiacos coherentes producen un funcionamiento armónico de los sistemas nerviosos simpático y parasimpático. El simpático acelera y el parasimpático o vago enlentece el ritmo cardíaco. Crean un estado que llamamos COHERENCIA EMOCIONAL.

Las emociones negativas hacen que estos dos elementos se desincronicen (Mc Craty et al 1995). Esto crea incoherencia emocional. El sentirse frustrado, irritado, o encolerizado durante mucho tiempo, pone el sistema nervioso simpático en exceso de velocidad, acelere. Cuando padecemos este tipo de estrés es como conducir un coche con un pie en el acelerador y otro en el freno al mismo tiempo. En el mejor de los casos, la conducción es a golpes, y se consume mucho más combustible. Al igual que esto produce exceso de desgaste en el coche, la incoherencia emocional causa estrés en nuestro sistema nervioso, y en todo el cuerpo. NOS VACÍA DE ENERGÍA E INTERFIERE CON NUESTRA CAPACIDAD DE PENSAR DEBIDAMENTE

La activación crónica del sistema nervioso simpático hace más difícil desacelerar y conseguir calmarnos cuando lo necesitamos. Esto aumenta el riesgo de arritmias cardiacas y de muerte súbita. 

Parece ser que en las semanas posteriores a los ataques terroristas del 11/09/01 a las torres gemelas de Nueva York, aumentaron 6 veces más los trastornos cardíacos severos (grandes arritmias). Esto podría explicarse por una disminución significativa de la protección que normalmente ofrece el sistema nervioso parasimpático al calmarnos (Lampert et al 2002). 

Cuando la incoherencia emocional persistente, coloca al sistema nervioso simpático en sobre-activación, puede producir agotamiento nervioso. También puede causar desequilibrio hormonal tal como aumento de la hormona del estrés (cortisol), y una reducción de la de hidroepiandrosterona (DHEA), la hormona de la vitalidad o del “anti-envejecimiento”. 

Con el tiempo, una elevación crónica del cortisol, recoloca el termostato corporal para continuar produciendo cortisol, incluso cuando uno no está encolerizado. Así se entiende por qué mucha gente cuando va de vacaciones, no puede relajarse, o les lleva varios días desconectar de sus preocupaciones. También se puede explicar de este modo por qué mucha gente no puede disfrutar de los fines de semana, o incluso no puede conciliar bien el sueño por las noches. Demasiado cortisol durante demasiado tiempo, también produce exceso de almacenamiento de grasa, especialmente en tripa y caderas, perjudica la función inmune, disminuye la masa ósea y muscular, perjudica la memoria y el aprendizaje, y destruye incluso células cerebrales (Mc Craty, Barrios, Chaplin et al 1998). 

Feedback en general y coherencia cardiaca en particular pueden considerarse como una forma de psicoterapia de “alta tecnología”. Se trata de un sistema interactivo de aprendizaje para auto- control del estrés y desarrollo personal. Un elemento determinante del éxito del bio feedback y coherencia cardiaca es comprender  la manera en que MENTE Y CUERPO, CUERPO Y MENTE INTERACTÚAN. Esto repercute en un mayor control sobre actividades tanto del sistema nervioso voluntario como del sistema nervioso autónomo.

Para ir terminando con otras tres “ces” como empezamos, puede decirse que con esta técnica de psicoterapia por bio feedback, llamada de coherencia emocional-cardíaca, podemos lograr más CONTROL de nuestra conducta, más CALMA en nuestras emociones, y más CLARIDAD mental. 

Se supone que con la coherencia cardiaca, los sistemas corporales funcionan con un alto grado de eficiencia y armonía, y los procesos regenerativos naturales se facilitan. Fluye mejor la “Vis medicatrix naturae”. Esto es algo que ya nos enseñó Hipócrates al considerar la medicina como ciencia y arte al tiempo, recomendándonos conocer primero la ciencia y luego practicar el arte derivado de la misma.